La mayor de Las Antillas, destino turístico por excelencia en el Caribe, suma a la riqueza natural e histórica un amplio espectro de valores patrimoniales vinculados con el desarrollo del país y que aportan valor agregado a la industria del ocio.
En esa dirección destaca el ferrocarril, con 177 años de historia al recordar su puesta en servicio el 19 de noviembre de 1837 para el transporte de mercancías y viajeros, y desde un inicio resultó un medio de suma relevancia.
La capital cubana cuenta además en su centro histórico con el Museo del Ferrocarril, ubicado en la que fuera la estación principal de la Empresa Ferrocarril del Oeste, fundada en 1859 y desde noviembre del 2002 declarada Monumento Nacional.
Emblemática institución del sector en la isla, recoge la historia del primer sistema de ese tipo de Iberoamérica y séptimo del planeta, con posibilidades para los visitantes de apreciar la variedad de equipos, instrumentos y documentos del sistema ferroviario cubano en diferentes épocas.
El centro acoge locomotoras de vapor de vía ancha y estrecha, también diesel y eléctricas, incluso la nombrada como La Junta, construida en 1842 y en activo ya un año después en Matanzas.
Desde finales del siglo XIX y principios del XX, Ferrocarriles Unidos de la Habana adquiere y unifica ese transporte del referido territorio, cuando construye la Estación Central, y lleva hacia ese lugar a La Junta, lo que permitió su conservación.
Como elemento peculiar del equipo, construido por Thomas Rogers, cabe mencionar que más del 70 por ciento de sus piezas actuales son las originales.
Entre las piezas de exposición está la locomotora conocida como Manning —nombre de la fábrica inglesa que la construyó—, construida en 1873 y actualmente la segunda más antigua conservada en Cuba.
Además, es la única de vapor inglesa que se preserva en el país, y de las más antiguas de la fábrica Manning que se conservan en el mundo.
El museo posee un espacio que reproduce la sala de operaciones de una estación de la primera mitad del siglo XX, así como una grúa de vapor, vagones de carga y pasajeros.
Cabe mencionar que la instalación del llamado camino de hierro en Cuba significó un gran paso de avance para el desarrollo económico y comercial de la isla.
Algunas de esas piezas incluso funcionaron hasta 2005, lo que les llevó a acumular 127 años de trabajo, sobre todo en industrias azucareras, y rescatadas de todas partes de esta isla.
En la Galería del museo se muestran equipos de comunicación y señalización de vías, obras, operaciones y construcción, además de máquinas y herramientas vinculadas al ferrocarril.
Mientras, la Sala de Ferromodelismo cuenta con maquetas y equipos ferroviarios realizados con diversos materiales y en varias escalas, a lo cual se añaden una biblioteca y una hemeroteca, ambas especializadas.
Con estas acciones, la industria del ocio incorpora un importante elemento para diversificar las opciones dirigidas al turismo nacional y foráneo que apuesta por la isla.