El archipiélago cubano, favorecido por una envidiable posición en el Caribe, rodeado de cálidas y transparentes aguas, aprovecha sus atractivos para desarrollar opciones que conforman una cartera una de propuestas recreativas.
En ese entorno, los valores patrimoniales, culturales e históricos se suman a las alternativas surgidas precisamente de la náutica, una de las prioridades en la expansión del sector a mediano plazo.
Además, la próxima edición de la Feria Internacional de Turismo estará dedicada a la modalidad náutica y para la cual se escogió como sede Jardines del Rey, uno de los principales polos en los que se potencia la actividad.
Las cifras oficiales muestran que la mayor de Las Antillas dispone de 11 bases náuticas y 12 marinas, de las cuales nueve realizan despachos a embarcaciones extranjeras.
De esas últimas, seis se localizan en la costa norte, entre ellas Gaviota Los Morros, Hemingway, Gaviota Varadero, Dársena Varadero, Cayo Guillermo y Gaviota Puerto Vita.
Unido a ello, la industria cubana del ocio fomenta opciones como la pesca deportiva, el buceo y el yatismo, a lo cual se añaden paseos por la cayería y programas de vida a bordo.
De manera paralela, se incentivan propuestas que involucren a compañías foráneas, capaces de aportar equipamiento y tecnología de avanzada.
También en vínculo con el mar está el turismo de cruceros, donde destacan destinos de gran demanda como los puertos de La Habana y Santiago de Cuba.
El primero de ellos se ve favorecido por la cercanía a hoteles y al aeropuerto internacional, además de beneficiarse por el hecho de que la Habana Vieja continúa siendo el mayor receptor de turismo de ciudad.
Tres decenas de centros especializados en buceo operan en todo el territorio del país caribeño, con facilidades para cursos de iniciación e inmersiones en barreras coralinas y cavernas, todo ello bajo los parámetros exigidos a nivel internacional en esa actividad.
Las condiciones del clima en el país caribeño, rodeado de cálidas aguas, favorecen el buceo como complemento del turismo tradicional, colocando además en las manos de los visitantes bellezas imposibles de conocer sin sumergirse en las profundidades.
El inmersionismo cuenta además a su favor una temperatura promedio de las aguas superior a los 24 grados, unido a una visibilidad horizontal que en muchas ocasiones se coloca por encima de los 30 metros.
Como novedad, las embarcaciones en viaje de placer podrán permanecer en el territorio nacional hasta cinco años, plazo que podrá ser prorrogado por la marina, en una alternativa que apunta a la náutica de larga estancia.