La industria turística cubana, pieza clave de la economía nacional, apuesta por una estrategia de diversificación de mercados y ofertas para garantizar la expansión del sector, con mayor eficiencia en la gestión de la industria del ocio.
Previsiones para alcanzar una cifra anual de tres millones de vacacionistas foráneos se suman a las opciones dirigidas a aprovechar el turismo nacional, en especial durante la temporada de verano.
No obstante, la llegada de los meses finales del año marca la etapa de mayor afluencia de visitantes, la cual se extiende hasta el primer cuatrimestre del ejercicio siguiente.
De esa forma, las inversiones a corto plazo están enfocadas en mejorar las facilidades de alojamiento, tanto en la capital cubana como en los principales polos turísticos.
Como parte del programa, se espera la apertura de nuevos clubes, por turoperadores de Italia y Francia, localizados en algunos de los hoteles más prestigiosos del mercado cubano.
Además, las nuevas oportunidades de inversión en la isla contemplan la posibilidad de vincular a compañías foráneas con el financiamiento de la restauración de inmuebles con fines turísticos, como variante en la modalidad de administración hotelera.
Bajo ese tipo de negocio, compañías foráneas que operan o les interesa administrar instalaciones turísticas en el país podrán negociar mayores facilidades contractuales con las propietarias cubanas, con vistas a recuperar su inversión en menor plazo.
En complemento, la mayor de Las Antillas tiene en las propuestas de sol y playa uno de los atractivos más fuertes, con decenas de kilómetros de excelentes playas, aguas cálidas y transparentes.
Tres decenas de centros especializados en inmersionismo operan en todo el territorio del país caribeño, con facilidades para cursos de iniciación y buceo en barreras coralinas y cavernas, todo ello bajo los parámetros exigidos a nivel internacional en esa actividad.
Las propuestas de opciones para la recreación y el descanso en la isla se apoyan en la existencia de incontables riquezas de carácter natural, histórico y cultural, con lo cual extienden su influencia a todo el territorio.
La opción de playa en Camagüey se concentra en el balneario de Santa Lucía, con una franja costera arenosa de 20 kilómetros, aguas cálidas y cristalinas, protegidas a su vez por una enorme barrera coralina.
Por su parte, Holguín muestra un entorno cargado de diversidad y bellezas naturales con cerca de 60 kilómetros de playas, grandes y pequeñas, que dirigen su mirada al Atlántico, muchas de ellas capaces de competir en belleza y claridad de sus aguas con las más famosas a nivel mundial.
También destacan provincias como Ciego de Ávila y Camagüey, las cuales tienen a su favor el dinámico desarrollo del polo turístico Jardines del Rey.
En la primera de ellas, la cayería norte acapara el interés de la industria del ocio, con más de 30 kilómetros de excelentes playas, opciones para el inmersionismo y ecosistemas tropicales en perfecto estado de conservación.
El mayor peso de la infraestructura turística se centra en Cayo Coco, unido a tierra firma por una vía de 17 kilómetros sobre el mar, en tanto Cayo Guillermo encierra las dunas más altas del Caribe (15 metros).