La provincia cubana de Granma, en la zona oriental de la isla, cuenta con un amplio espectro de atractivos para la industria del ocio, apoyada además por la riqueza natural, histórica y cultural de esa región en la mayor de Las Antillas.
En ese espectro destaca la ciudad de Manzanillo, conocida como la Perla del Guacanayabo por su ubicación en las márgenes del golfo de igual nombre.
La referida urbe, segunda en importancia y principal puerto de la provincia, es reconocida por su hermosa glorieta de aires orientales en su parque central, además de variados sitios de interés histórico y cultural.
Entre esos últimos se incluyen la Iglesia Parroquial La Purísima Concepción de Manzanillo y las ruinas del ingenio La Demajagua, hoy museo histórico y la casa de Manuel Navarro Luna, devenida en Centro de Promoción Literaria.
En el Ingenio La Demajagua, a escasos 15 kilómetros de la ciudad de Manzanillo, Carlos Manuel de Céspedes -Padre de la Patria-, proclamó la independencia y liberó a sus esclavos.
Según la historia, la ciudad fue fundada a fines del siglo XVIII con el nombre de Puerto Real y debido a su ubicación geográfica creció en el comercio marítimo con filibusteros de diversos países a espaldas de las autoridades españolas.
Además, en sus espacios creció y vivió Navarro Luna, de verso enérgico y patriota; y el afamado trovador Carlos Puebla, cuyas melodías han recorrido el mundo.
También se enorgullece de la Orquesta Original de Manzanillo, una de las más populares de Cuba, que ha llevado el ritmo criollo a otros continentes.
La urbe es asimismo Cuna del Son, por lo que entre sus atractivos está el de ser una de las regiones donde se toca muy especialmente ese género musical cubano conocido internacionalmente.
Cabe mencionar que el actual parque Carlos Manuel de Céspedes obtuvo su nombre por acuerdo del Ayuntamiento el 21 de diciembre de 1898, fecha en que se decidió cambiarle el que llevaba de de Plaza de Recreo.
También en esa fecha se le cambió la gracia a las cuatro calles que lo circunvalan y los bustos de los patricios que flanquean las cuatro esquinas fueron inaugurados en 1925.
En Manzanillo los Carnavales son tradición y suma de costumbres y expresiones espontáneas por un lado e inducidas por el otro, con días de jolgorio, de alegría y expansión.
Nacionales y visitantes desfilan al ritmo de las comparsas, cantan los anónimos estribillos del momento y bailan con la música de los órganos o los géneros de moda.
La ciudad se caracteriza por una arquitectura colonial y asume una imagen singular, basada en la forma de presentación de sus componentes decorativos, donde los detalles de la carpintería y la herrería sugieren un lenguaje particular.