La oriental provincia cubana de Holguín, plena de atractivos para el descanso activo, tiene a su favor la diversidad que conforman la naturaleza, historia, cultura y opciones tradicionales de sol y playa para todos los gustos.
En ese amplio espectro especial atención concentra la Playa Guardalavaca, una perfecta combinación de arena fina y mar, marcada por las cercanías de las montañas y el verde de la vegetación caracterizan su entorno.
En particular, Guardalavaca es una playa en forma de concha con una longitud de mil 700 metros y un ancho promedio de la franja arenosa de sol de 50 metros.
Arenas blancas y finas y aguas cristalinas conforman la zona del balneario, flanqueada al norte por una barrera coralina y al sur por bosques y colinas de espesa y verde vegetación.
Cabe destacar que fue anotada en el diario de a bordo del navegante genovés Cristóbal Colón, quien la consideró entre los hallazgos más significativos realizados por su expedición en la mayor de Las Antillas.
Tradiciones y leyendas atribuyen su nombre a la actividad de los piratas en la región del Caribe, pues era mencionada como el sitio preferido por los filibusteros para ocultar sus botines (también llamados "vacas").
También se vincula esa denominación al alerta que emitían los nativos ante la proximidad de los saqueadores que venían por mar, donde el grito de "Guarda la Vaca" advertía a todos del peligro que representaban.
Esta zona fue asiento también del llamado comercio de rescate, que era el nombre que le daban los lugareños al contrabando que con los bucaneros hacían de las pieles del ganado a cambio de mercancías europeas.
A pocos pasos del mar comienza el dominio de la verde y exuberante vegetación, donde la campiña cubana impone su clase para ofrecer al turismo un espectáculo exclusivo que mezcla el azul del mar con lo tradicional.
Valles y cerros se combinan con una vegetación única y una fauna que muestra al ave nacional Tocororo, acompañada de pájaros carpinteros, cotorras, cateyes, guacamayos, jutías congas, el aborigen manatí e incluso caballos salvajes.
Los programas de descanso permiten descubrir por mar sitios caribeños de la costa norte cubana, con altos valores naturales, culturales e históricos, en itinerarios que llegan hasta el museo arqueológico de Chorro de Maíta, así como Gibara, ciudad de pescadores y con una arquitectura colonial bien conservada.
El atardecer en Guardalavaca reviste una formulación única que contrasta el progresivo predominio del verde de la vegetación sobre el azul del mar de la pequeña franja de playa, protegida a manera de silencioso centinela por una barrera de coral que le da además tranquilidad a sus aguas.
Además, para los vacacionistas están disponibles excursiones al Parque Nacional Bahía de Naranjo, baño con delfines, paseos a caballo y en motos acuáticas por la Bahía de Vita.
De esa forma, la geografía imperante en la región le ha impregnado a Guardalavaca, y a las demás playas del Norte de Holguín, unas características que las hace diferentes a la mayoría de las existentes en el resto de la isla.