La industria turística cubana, sustentada en los atractivos naturales, históricos y culturales del archipiélago, enfrenta el reto que representa la creciente afluencia de visitantes procedentes de Estados Unidos.
Aun sin el visto bueno de Washington para viajar a la isla en condición de turistas, 161 mil 233 estadounidenses visitaron los diversos espacios del territorio de la mayor de Las Antillas, avalados por las 12 categorías autorizadas por la Casa Blanca para ese tipo de actividad.
El incentivo de ese comportamiento esta en el proceso de normalización de las relaciones entre los dos países, con factores de peso como la visita realizada por el presidente norteamericano, Barack Obama, a La Habana.
Cabe mencionar que la cifra mencionada equivale a un incremento del 76 por ciento en comparación con el balance del 2014, pero los datos más recientes muestran que el incremento puede ser mayor.
En efecto, transcurrido el primer cuatrimestre, se contabilizaron más de 94 mil estadounidenses, lo cual muestra un crecimiento interanual que llega hasta el 93 por ciento.
De esa forma, el país del Caribe avanza hacia un record de turistas que podría oscilar en torno a los tres millones 850 mil al cierre del ejercicio del 2016.
En ese entorno, aumenta la presión sobre la infraestructura hotelera cubana, insuficiente para enfrentar el dinámico aumento en el flujo de visitantes y la reactivación de la modalidad de cruceros.
Entre los signos más recientes esta el inicio de los viajes por parte de la naviera Fanthom, filial de Carnival, que dedico su buque Adonia para un periplo semanal que incluye a La Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba.
Además, Royal Caribbean aspira a sumarse a ese negocio y para ello ya ha solicitado a las autoridades cubanas operar 72 escalas entre La Habana y Miami para la próxima temporada.
Por otra parte, la empresa MSC, que desembarcó en la isla en diciembre del 2015 con el buque Opera, quiere incluir su barco Armonía, con capacidad para dos mil 600 pasajeros, en la próxima temporada invernal de cruceros.
En los próximos meses deben sumarse a este proceso un centenar de vuelos directos entre los dos países, lo cual facilitara el acceso por vía aérea y debe reflejarse también en un menor costo de los boletos.
Ello supone también para Cuba la necesidad de modernizar las terminales aeroportuarias para soportar el incremento previsto en las operaciones, tomando en cuenta la activación de nuevos enlaces entre la isla y el viejo continente, además de Asia.
Si bien los norteamericanos no pueden hacer turismo en Cuba, restricción que solo el Congreso puede eliminar, el último paquete de flexibilizaciones aprobadas por Obama incluye la posibilidad de que vengan de forma individual, dentro de la categoría de “viajes educacionales de pueblo a pueblo”.
En ese sentido, los expertos en el mercado del ocio afirmaron que una vez dejen de existir tales prohibiciones, visitarían Cuba un millón de ciudadanos de Estados Unidos, principal mercado emisor para el Caribe.
De ahí la importancia de alistar nuevos espacios para el alojamiento y actividades extrahoteleras, toda vez que de manera paralela la isla se erige en un foco de interés para las más diversas opciones.
En efecto, desde el emblemático concierto de la banda británica The Rolling Stones, las visitas de celebridades del espectáculo, la filmación de la octava parte de Rápido y Furioso y hasta el desfile de modas de Chanel, se suceden numerosos acontecimientos que constituyen además un atractivo difícil de evitar por parte de los turistas.