La industria turística cubana, en condiciones de marcar nuevos máximos históricos en cuanto a ingresos y visitantes, enfrenta en el último trimestre del año una mayor afluencia de visitantes.
Tras el fin de la temporada de verano, el sector cubano del ocio se prepara para el tradicional incremento en las cifras de vacacionistas que caracterizan esa etapa, conocida como temporada alta y que se extiende hasta los primeros meses del año siguiente.
La clave de ese comportamiento está en el clima de Cuba, que contrasta con las bajas temperaturas que acompañan al invierno en el hemisferio norte, además de permitir el disfrute de las transparentes aguas que rodean al país.
Aeropuertos, hoteles, instalaciones de recreación, arrendadoras de vehículos y agencias de viajes se combinan para asimilar el creciente flujo de turistas.
Destinos como la capital cubana, rica en tradiciones, muestras arquitectónicas y cultura, figuran entre los preferidos por los visitantes gracias a la existencia de una amplia variedad de hoteles junto a las costas.
Asimismo, la existencia de miles de habitaciones se complementa con una amplia infraestructura de centros de ocio, para espectáculos, prácticas deportivas, establecimientos comerciales y restaurantes, donde la gastronomía ocupa sin dudas un lugar especial.
La estrategia promocional contempla acciones en los más diversos escenarios, desde América hasta Europa y Asia, en coincidencia con el inicio de la denominada temporada alta para la isla, que se extiende hasta el primer cuatrimestre del venidero año.
Por lo general, la difusión de las ofertas turísticas cuenta con la presencia de cadenas hoteleras, aerolíneas y turoperadores especializados en el mercado de la mayor de Las Antillas.
Cuba recibió más de dos millones de visitantes en el primer semestre del 2016, con un crecimiento del 12 por ciento con respecto al año anterior, donde Canadá se mantiene en este periodo como primer emisor de turismo a la isla, seguido por Estados Unidos, España, Italia, Polonia y Alemania.
Como elemento a destacar, una mayor presencia de estadounidenses, amparados por las licencias que otorga la administración norteamericana en 12 categorías específicas.
Unido a ello, está el inicio de los vuelos regulares entre Estados Unidos y Cuba, lo cual crea condiciones para una mayor afluencia de viajeros, a lo que se suman nuevos enlaces desde diversos destinos del orbe.
Bajo esas condiciones, la ampliación de las capacidades de hospedaje se mantiene entre las prioridades de las entidades del sector, en especial, las requeridas para responder a las crecientes demandas del turismo de ciudad.
En esa dirección, se activo una política que incluye la construcción de varios hoteles y la reparación de otros en la capital y en otras ciudades cubanas, con las cuales mejoran las condiciones para posibles crecimientos futuros.
La isla comercializa más de 62 000 habitaciones hoteleras a las que se deben sumar este año unas 13 mil, con la meta a mediano plazo de llegar a 85 mil en el 2020.