La industria cubana del ocio, elemento esencial en la estructura de la economía cubana, enfrenta nuevos retos en un entorno marcado por la creciente afluencia de visitantes y la necesidad de mejorar la infraestructura de servicios.
En ese sentido, el país del Caribe avanza hacia un record de turistas que podría oscilar en torno a los tres millones 850 mil al cierre del ejercicio del 2016.
El dinámico comportamiento del turismo en Cuba se refleja además en las opciones de negocios, con 114 propuestas incluidas en la nueva cartera de oportunidades de la isla.
Las señales avalan esa tendencia, pues en el 2015 la industria del ocio fue el sector atractivo para los inversionistas extranjeros, mientras que los contratos de administración hotelera ocuparon un lugar importante entre las modalidades preferidas.
A corto plazo, la estrategia se orienta a incentivar la actividad hotelera mediante nuevas construcciones o remodelaciones de instalaciones de alojamiento, así como de infraestructuras complementarias.
Unido a ello, se pretende la promoción de los desarrollos inmobiliarios vinculados al turismo, la edificación de parques temáticos relacionados con altas tecnologías y la gestión de marinas a través de contratos de administración de servicios.
Los planes contemplan además la administración y comercialización de las instalaciones turísticas por cadenas extranjeras, con prioridad a destinos como Guardalavaca (al norte de Holguín), Cienfuegos, Playa Santa Lucía (Camagüey), Covarrubias (Las Tunas) y La Habana.
En respuesta al sostenido incremento en el flujo de visitantes, los proyectos contemplan la construcción de unas 100 mil habitaciones en el periodo del 2016 al 2030, de ellas 30 mil con la participación de inversión extranjera.
El escenario refleja ya la incorporación de un centenar de vuelos directos entre los dos países, lo cual facilitara el acceso por vía aérea y debe reflejarse también en un menor costo de los boletos.
Ello supone también para Cuba la necesidad de modernizar las terminales aeroportuarias para soportar el incremento previsto en las operaciones, tomando en cuenta la activación de nuevos enlaces entre la isla y el viejo continente, además de Asia.
Si bien los norteamericanos no pueden hacer turismo en Cuba, restricción que solo el Congreso puede eliminar, las flexibilizaciones aprobadas por Obama incluye la posibilidad de que vengan de forma individual, dentro de la categoría de “viajes educacionales de pueblo a pueblo”.
En ese sentido, los expertos en el mercado del ocio afirmaron que una vez dejen de existir tales prohibiciones, visitarían Cuba un millón de ciudadanos de Estados Unidos, principal mercado emisor para el Caribe.
De ahí la importancia de alistar nuevos espacios para el alojamiento y actividades extrahoteleras, toda vez que de manera paralela la isla se erige en un foco de interés para las más diversas opciones.