La mayor de Las Antillas, destino turístico por excelencia en el Caribe, complementa su tradicional oferta de sol y playa con la riqueza de su cultura e historia, presente por toda la geografía cubana.
Las extensas zonas de blancas arenas y aguas transparentes se combinan con los valores patrimoniales del país, entre ellos los ofrecidos por ciudades coloniales en perfecto estado de conservación.
Sancti Spíritus, Trinidad y Remedios en el centro del archipiélago constituyen una excelente oportunidades para el ocio, vinculada con el conocimiento de aspectos relacionados con la propia evolución del país caribeño.
Por su parte, en Trinidad se potencian los encantos naturales del Parque Topes de Collante, la playa Ancón o el Valle de los Ingenios -declarado Patrimonio Cultural por la UNESCO en 1989- para sumarlos a los atractivos coloniales de la villa, catalogada como la Ciudad Museo del Caribe.
Además, la isla dispone de una extensa infraestructura de museos, con cerca de 290 instalaciones, entre las cuales 14 clasifican como de arte, siete de ciencias y tecnología, cinco de etnografía y antropología y 68 de historia.
Otras nueve se consideran especializadas, 164 generales y cuatro de arqueología, unido a aquellas dedicadas a elementos típicos del país como son los casos del Ron y el Tabaco.
La principal plaza de la isla en esa actividad es la propia capital, con una amplia gama de museos para los gustos más diversos, muchas de ellas únicas en el país.
Su sistema de fortalezas, con el emblemático Castillo de Los Tres Reyes del Morro, abarcó nueve grandes construcciones para constituir –a decir de los expertos– el conjunto más notable de su tipo en la América hispana.
Cerca de 140 de las edificaciones localizadas en el centro histórico de la capital cuentan con un origen que se remonta a los siglos XVI y XVII, otras 200 al XVIII y más de 460 al XIX, conformando así una mezcla plena de atractivos para los gustos más exigentes.
Uno de los colosos de esa amplia infraestructura es el Museo Nacional de Bellas Artes, creado en 1913 y que tuvo su sede propia desde 1954 al construirse el edificio conocido desde entonces como Palacio de Bellas Artes.
Ese inmueble reemplazó a su vez al viejo Mercado de Colón, para beneficiarse finalmente en todo su conjunto de un amplio proyecto de remodelación ejecutado recientemente y que distribuye a la institución en tres edificios, dos de ellos dedicados a la labor propia del museo.
Unas 47 mil 600 obras conforman el preciado tesoro del centro, de ellas 45 mil calificadas como patrimonio nacional y poco más de dos mil conservadas en calidad de depósito, las cuales respaldan el quehacer de la institución.
El Palacio de Bellas Artes sirve de sede a las a las colecciones de arte cubano, con más de mil 200 pinturas, esculturas, grabados y dibujos distribuidos en unos siete mil 600 metros cuadrados de salones de exhibición.