La capital cubana, principal destino turístico del archipiélago, acoge un amplio espectro de opciones para el descanso y recreación, desde una extensa red de museos hasta la más diversa gama hotelera.
La urbe, otrora villa de San Cristóbal de La Habana y llamada antaño Ciudad Antemural de las Indias Occidentales y Llave del Nuevo Mundo, representa un singular museo viviente de los más diversos estilos constructivos, reflejo de las etapas de desarrollo por las cuales atravesó la histórica urbe.
Su sistema de fortalezas, con el emblemático Castillo de Los Tres Reyes del Morro, abarcó nueve grandes construcciones para constituir -a decir de los expertos- el conjunto más notable de su tipo en la América hispana.
Entre esas obras, el Castillo de la Real Fuerza (concluido hacia 1577) abrió el camino en el continente al diseño renacentista en las construcciones militares, con un estilo que predominó en España en época de los Reyes Católicos y fue llamado también isabelino.
Cerca de 140 de las edificaciones localizadas en el centro histórico de la capital cuentan con un origen que se remonta a los siglos XVI y XVII, otras 200 al XVIII y más de 460 al XIX, conformando así una mezcla plena de atractivos para los gustos más exigentes.
Unido a ello, surgen con fuerza iniciativas que favorecen la expansión de la infraestructura para el turismo, en un entorno donde Starwood se convirtió en la primera compañía hotelera de Estados Unidos que asume la gestión de una instalación en la isla después de los años 60.
Mientras, la firma Habaguanex considera para el periodo 2017-2019 la apertura de los hoteles Cueto (57 habitaciones en Plaza Vieja), Marqués de Cárdenas de Monte Hermoso (21 habitaciones en la Plaza San Francisco), Catedral (24 habitaciones) y el Real Aduana.
En la capital cubana están siendo reconstruidos viejos edificios del casco histórico de la ciudad para convertirlos en lujosos hoteles, como La Manzana de Gómez, gestionado por la cadena suiza Kempinski.
También el hotel Packard, de la española Iberostar, así como Prado y Malecón, que operará la cadena francesa Accor.
Numerosas plazas se localizan en la geografía de La Habana, con especial destaque para aquellas conocidas como de Armas, de la Catedral, la llamada Plaza Vieja y la de San Francisco de Asís, esta última aledaña a la iglesia y el convento de igual nombre.
La centenaria ciudad conserva también rasgos distintivos como el famoso Paseo del Prado y la conocida Alameda de Paula, esta última construida en la segunda mitad del siglo XVIII, ambos sitios de obligado tránsito para los pobladores capitalinos de aquellos tiempos.
En los espacios de la ciudad se dan la mano edificaciones que representan desde el renacentismo hasta el art deco, pasando por el mudéjar, barroco, neoclasicismo, eclecticismo, art nouveau y el barroco cubano.
La culminación de este último se muestra en el Palacio de los Capitanes Generales, con una fachada dominada por una decena de grandes columnas que forman soportes, y una calle frontal que conserva la estructura original de adoquines de madera.