El sector turístico cubano, en franca expansión ante el incremento del flujo de visitantes, fomenta diversas opciones recreativas como complemento para los tradicionales programas de sol y playa.
Naturaleza, náutica recreativa, deportes extremos, ecoturismo y turismo cultural se suman a alternativas de gran demanda como la práctica del golf, esta última acompañada de importantes compromisos de inversiones.
En esa dirección destacan las cartas de intención firmadas por la empresa estatal Cubagolf S.A. con compañías de Alemania y China para la construcción de complejos inmobiliarios.
Según los acuerdos, la entidad cubana creará una empresa mixta con la compañía alemana CON-IMPEX Touristik para construir un complejo inmobiliario en Punta Gorda, en la provincia de Camagüey.
Para este proyecto, en su primera etapa contempla unos 500 apartamentos, una marina internacional con capacidad para 300 atraques y un hotel cinco estrellas de unas 300 habitaciones.
Desde Asia llego también la empresa china Yantai Golden Mountain, interesada en el desarrollo de un proyecto inmobiliario asociado a campos de golf en Loma Linda, en la playa Guardalavaca, de la provincia de Holguín.
Los planes contemplan asimismo el proyecto Bello Monte, 30 kilómetros al este de La Habana, donde las empresas Cubagolf S.A. y la china Beijing Enterprises Holdings Limited edifican un hotel de lujo, apartamentos y casas en 336 hectáreas.
Asimismo, se incluye mil unidades inmobiliarias, un hotel con más de 100 habitaciones y un campo de golf de 18 hoyos a cargo de la empresa mixta Carbonera S.A., creada con capital estatal cubano y de la compañía británica Esencia Hotels and Resorts.
En agenda destaca además otro proyecto similar, en asociación con la cadena española Globalia para edificar condominios y campos de golf en la playa El Salado, en el occidente de la isla.
Para los amantes de esa opción desde hace varios años opera el Varadero Golf Club, ubicado en las Peñas de San Bernardino, donde antaño el millonario Irenne Du Pont de Nemours instaló un campo de nueve hoyos para su disfrute privado en un área exclusiva de 180 hectáreas.
El centro estuvo diseñado por el arquitecto Les Furber, en una combinación de estilos, entre ellos el clásico, con calles anchas delimitadas por árboles, greens anchos y poco protegidos.
La antigua mansión del millonario, bajo el nombre de Xanadú, acoge a los visitantes convertida en el Club House, donde se pueden degustar bebidas de las más diversas marcas y procedencias.
Construida en los años 20, la instalación reúne en sus once baños, igual número de habitaciones, siete balcones, mobiliario y embarcadero privado a un verdadero museo de maderas preciosas, entre las cuales se destacan la caoba, el cedro, jiquí y el sabicú, combinadas con las irrepetibles tonalidades de los mármoles de Cuba, España e Italia.
Para los jugadores, Xanadú es el sitio ideal de reunión y descanso tras una jornada deportiva o del aprendizaje en las cerca de 40 hectáreas de áreas de juego del campo, además de incluir los servicios del Caddie House.