La industria cubana del ocio, elemento dinámico en la economía de la isla, concentra también el interés de inversionistas extranjeros ante la marcada tendencia al alza en la afluencia de visitantes.
El archipiélago alcanzó en el 2016 por primera vez los cuatro millones de vacacionistas y ya en el actual ejercicio se espera que el flujo de turistas llegue a 4,2 millones.
El auge de la mayor de Las Antillas como destino está acompañado además de una creciente presencia de cadenas extranjeras en diversos ámbitos del sector turístico.
En ese sentido, los datos de inicios del 2017 revelaron la presencia de dos decenas de compañías foráneas que gestionan unos 95 hoteles y más de 40 mil habitaciones, de ellas el 97 por ciento de categorías cuatro y cinco estrellas.
Las empresas proceden de España –con 75 hoteles bajo contrato de administración-, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Portugal, Singapur y Suiza.
De esta última nación destaca el Gran Hotel Manzana Kempinski La Habana, el cual llega además con tiendas exclusivas como Versace, Armani, Montblanc y L'Occitane en Provence ubicadas en la primera planta del establecimiento.
Como novedad, se anunció una cartera de oportunidades con 110 nuevos proyectos que requieren de inversión extranjera, donde se incluyen modalidades como contratos de administración con financiación.
También a mediados del 2016 el grupo Starwood Hotels and Resorts Worldwide abrió el Four Points by Sheraton Havana, el primer hotel administrado por una cadena estadounidense en Cuba en más de 50 años.
Por destinos, Varadero agrupa el 37 por ciento de los hoteles administrados por gerencias extranjeras, seguido de La Habana (22 por ciento), la cayería de Villa Clara (16 por ciento), Jardines del Rey (cayos Coco y Guillermo), con el 15 por ciento.
Entre los anuncios más recientes figura la decisión de Meliá Hotels International de asumir la administración de otros ocho hoteles en la isla, unido al ingreso de grupos foráneos en los programas para la construcción de campos de golf.
La estrategia de desarrollo apunta a renovar la planta habitacional a través de restauraciones, ampliaciones y nuevas construcciones, e incrementar el número y los estándares de las habitaciones.
Por ello, se orienta a diversificar el producto turístico, captar mercados de alto estándar y extender la influencia hacia el desarrollo inmobiliario asociado a campos de golf, complementos de marinas cubanas y parques temáticos.
La industria cubana del ocio también amplía sus horizontes con opciones novedosas como el ecoturismo y la vinculación de la actividad con la calidad de vida de los visitantes.
A ese propósito se destinan numerosas instalaciones de salud existentes en el país, hoteles especializados en diversos tratamientos y balnearios de aguas medicinales para diversas aplicaciones.
En otras de las modalidades, existen tres decenas de centros especializados en buceo operan en todo el territorio del país, con facilidades para cursos de iniciación e inmersiones en barreras coralinas y cavernas, todo ello bajo los parámetros exigidos a nivel internacional en esa actividad.