El archipiélago cubano, destino turístico por excelencia en el Caribe, reúne una amplia gama de elementos históricos que concentran el interés de miles de visitantes cada año, tanto nacionales como foráneos.
De esa forma, las tradicionales propuestas de sol y playa se combinan con aquellas vinculadas al quehacer de siglos en la isla, donde destacan destinos como Trinidad.
Denominada Villa de la Santísima Trinidad, fue una de las primeras fundadas por los españoles en Cuba y cuenta también con el Valle de los Ingenios, un tesoro único del desarrollo de la industria azucarera en la mayor de Las Antillas.
Avalado por la UNESCO con el titulo de Patrimonio de la Humanidad -junto al centro histórico de la ciudad-, agrupa varias decenas de ruinas correspondientes a ingenios, casas de verano, barracones y otras instalaciones vinculadas con la elaboración del dulce.
Verdadero museo viviente del azúcar en Cuba, en su territorio acogió una arquitectura industrial monumental por sus dimensiones y riquezas de materiales, unido a ejemplos singulares de construcciones domesticas, conocidas como casas-viviendas de los ingenios, algunas de ellas conservadas hasta nuestros días.
En señal del auge de esa actividad, hacia 1827 la región trinitaria disponía de 56 ingenios, los cuales utilizaban en calidad de mano de obra a poco mas de 11 mil esclavos, para una población total de 28 mil 700 habitantes en todo el territorio vinculado al dulce producto.
Asimismo, en su entorno hoteles, centros de buceo y marinas se dan la mano para conformar una oferta difícil de igualar, con opciones para los gustos más exigentes.
En las cercanías de la villa se extienden las arenas de Playa Ancón, dueña de cálidas y tranquilas aguas tributadas por el Mar Caribe, en un ambiente que constituye una invitación a la práctica de deportes náuticos, con unos 30 puntos para el inmersionismo.
Mientras, los aficionados al buceo contemplativo tienen en Cayo Blanco de Casilda un buen lugar para su actividad, apoyados en fondos donde se localiza el coral negro, tortugas y crustáceos.
La playa de María Aguilar, cercana a la Villa de Trinidad, ofrece aguas tibias y poco profundas con fondos marinos plagados de gorgonias, numerosas variedades de corales, abanicos de mar, peces tropicales y quelonios.
También llamada la Ciudad Museo de Cuba, tiene el privilegio de ser una de las localidades coloniales del país y califica además entre los conjuntos arquitectónicos más completos y conservados del continente americano.
Casonas coloniales, amplias, cómodas y ventiladas, palacios donde el lujo y el derroche hicieron de las suyas para integrarse al arte colonial cubano, convierten a Trinidad en una indiscutible joya urbanística y arquitectónica de antaño.
El signo decorativo característico de las viviendas de la ciudad tiene su base en la ornamentación neoclásica, reflejada en murales, molduras, marcos de madera y en las caprichosas formas que los forjadores del hierro lograron imprimirle, para que se convirtiera en uno de los mayores encantos de la ciudad.