La provincia de Sancti Spiritus, en la porción central de la isla, destaca por la riqueza patrimonial que aportan los diversos exponentes que se localizan en su geografía.
Clasificada como cuarta entre las siete villas establecidas en la isla por los españoles en el siglo XVI, encierra valores arquitectónicos, históricos, tradiciones culturales y bellezas naturales, en una combinación atractiva y singular.
La llamada en sus inicios Villa del Espíritu Santo tuvo su asentamiento original en las márgenes del río Tuinicú, para trasladarse a orillas del Yayabo hacia 1552
De esa forma, tres estilos constructivos coinciden en la zona colonial de la ciudad, donde se contabilizan más de mil edificaciones con valor arquitectónico a partir de la mampostería y el adobe tradicional.
El barroco español está presente en los amplios portales de las mansiones señoriales de antaño, en una estructura donde la amplia plazoleta con la iglesia al centro constituía el diseño clásico de las poblaciones.
Mientras, hacia el siglo XVIII irrumpe con fuerza el estilo neoclásico, presente en la ornamentación de puertas y ventanas con preciosas rejas de vistosas filigranas, donde los artesanos buscaron cumplir el doble cometido de proteger y a la vez embellecer.
En su centro se localiza la Iglesia Parroquial Mayor, Monumento Nacional, construida en 1680 y considerada hoy la edificación más antigua de la ciudad.
En la construcción del inmueble, la arquitectura empleada tiene su antecedente artístico en el mudéjar y se afirma que su planta es casi idéntica a la de Villa de Alcor, en Huelva, España.
En tal sentido, destaca el uso de bóvedas de rincón de claustro, arcos fabricados con ladrillos en disposición radial y arcos de descarga, elementos utilizados con gran maestría.
En ese propio territorio se localiza la antigua villa de la Trinidad, tercera de su tipo en el país -fundada también en 1514- y con el atractivo adicional de ser uno de los sitios mejor conservados del continente en cuanto a arquitectura colonial.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988 y ruta obligada hacia la conquista de nuevos territorios, se asentó junto a las márgenes del río Guaurabo, donde los españoles encontraron una población aborigen utilizada como mano de obra, tierras fértiles y excelentes puertos para la preparación de expediciones.
En la Plaza Mayor, eje central de la antigua villa, se localiza una estatua de Terpsícore -musa de la danza y la música-, acompañada de la singular belleza de la iglesia de la Santísima Trinidad, fiel guardián de valiosas piezas del tesoro religioso de la isla.
Trinidad posee uno de los conjuntos arquitectónicos coloniales mejor conservados en Cuba y en toda la América, donde se combinan estilos constructivos de los siglos XVIII y XIX.
Calles estrechas y sinuosas, empedradas con adoquines, acogen edificaciones con paredes decoradas, bellos trabajos en hierro forjado y maderas preciosas, unido a los artísticos balcones.