El archipiélago cubano, destino turístico por excelencia en el Caribe, tiene en los últimos meses del año el reto de satisfacer los requerimientos de un importante flujo de visitantes internacionales.
Por lo general, a partir de noviembre y hasta abril del año siguiente la industria del ocio enfrenta la denominada temporada alta, caracterizada con el incremento en la llegada de vacacionistas a través de las más diversas vías.
La clave de ese comportamiento está en el clima de Cuba, que contrasta con las bajas temperaturas que acompañan al invierno en el hemisferio norte, además de permitir el disfrute de las transparentes aguas que rodean al país.
Zonas de balnearios con blancas arenas y cálidas aguas constituyen una de las principales alternativas para miles de vacacionistas que acuden cada año a disfrutar de esas facilidades.
Aeropuertos, hoteles, instalaciones de recreación, arrendadoras de vehículos y agencias de viajes se combinan para asimilar el creciente flujo de turistas.
Asimismo, destinos como la capital cubana, rica en tradiciones, muestras arquitectónicas y cultura, figuran entre los preferidos por los visitantes gracias a la existencia de una amplia variedad de hoteles junto a las costas.
En el 2017, la cercanía de la temporada alta se combina con enormes esfuerzos dirigidos a eliminar las pérdidas causadas por el huracán Irma en las instalaciones hoteleras del país.
La mayor parte de los hoteles están en condiciones de acoger a los visitantes y la fecha límite de alistamiento coincide precisamente con el comienzo del periodo de mayor afluencia.
Asimismo, la existencia de miles de habitaciones se complementa con una amplia infraestructura de centros de ocio, para espectáculos, prácticas deportivas, establecimientos comerciales y restaurantes, donde la gastronomía ocupa sin dudas un lugar especial.
Unido a ello, centenares de habitaciones en casas privadas se incorporan a la recepción de los vacacionistas, para de esa forma contribuir a enfrentar con éxito la demanda de alojamiento.
Destinos como Cayo Coco y Cayo Guillermo, en Jardines del Rey, y Cayo Santamaría, enfrentaron además el restablecimiento de los accesos viales, condición indispensable para la recepción de los visitantes.
Como elementos adicionales, las operaciones aéreas regulares entre Cuba y Estados Unidos, el incremento de vuelos chárter y el arribo de cruceros allanan el camino para un sustancial aumento en las cifras de turistas a corto plazo.
Cuba tuvo mayor afluencia histórica de viajeros precisamente a partir del onceno mes del pasado año, y en el 2017 aspira a terminar este año con 4,7 millones de visitantes extranjeros.
Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que la distinguen en la región.