El sector turístico cubano, con un comportamiento en franca expansión, sustenta sus ofertas en la existencia de excelentes playas, rica historia y tradiciones, además del complemento de una naturaleza única.
Unido a las tradicionales opciones turísticas, la isla promueve los atractivos del entorno con paisajes hermosos y las peculiaridades de la flora y la fauna, todo ello como pieza clave para el desarrollo del sector.
En esa dirección surge con fuerza la modalidad del agroturismo, donde los visitantes tienen la oportunidad de relacionarse con el entorno rural y la naturaleza.
Relacionado además con el turismo rural, encuentra espacio en la geografía cubana, con propuestas localizadas en territorios como Pinar del Río, Sancti Spíritus, Las Tunas y otras pensadas para Matanzas.
Por lo general, los amantes de esta opción se sienten atraídos por el entorno, las especies protegidas en sus hábitats naturales y la información a su alcance.
Además, de manera complementaria se suman actividades como el turismo ecuestre, senderismo, montañismo, pesca, caza, ecoturismo, deportes náuticos y otros.
Para la zona central de Cuba resalta la comunidad de Jibacoa, un poblado típico de la montaña, rodeado por un valle y conocido por la calidad de su café y su tabaco, registrados entre las variedades mejores cotizadas internacionalmente.
El objetivo es hacer vida en comunidad con sus pobladores para conocer las costumbres de los montañeses y aprender, desde el proceso de la elaboración del café que es todo un ritual, hasta los adelantos sociales de la región.
Unido a ello, los visitantes podrán acceder a vivencias típicas del ambiente rural cubano como ordeñar, recoger huevos o cabalgar, entre otras.
También se prevé la habilitación de árboles que produzcan sombra como la palma real o el cedro, para que los turistas, si desean, tomen una siesta en hamacas.
En Pinar del Río destaca la Ruta del Tabaco, la cual contempla entre las propuestas visitas a las vegas y casas de cura, encuentros con productores de la exquisita hoja y fábricas dedicadas a la elaboración de los famosos puros.
Las plantaciones de ese territorio aportan casi la totalidad de las capas utilizadas para la envoltura exterior del puro, sometidas al final de un proceso que puede durar más de un año a cerca de 190 operaciones antes de concluir en las manos de un fumador.
De esa forma, la bien ganada fama del tabaco cubano se convierte en una creciente presencia de clientes interesados en degustar los puros de la isla, que ofrecen una combinación perfecta de excelentes tierras y clima con la experiencia centenaria en el cultivo de la aromática hoja.
Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales, parques nacionales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que distinguen a la mayor de Las Antillas en la región.