La industria cubana del ocio, plena de ofertas de excelentes playas, rica historia y tradiciones, cuenta con el complemento de una naturaleza única y capaz de satisfacer la demanda de los clientes más exigentes.
En efecto, los atractivos del entorno en una isla de paisajes hermosos y las peculiaridades de la flora y la fauna, constituyen la pieza clave para el desarrollo de la industria del ocio.
Cabe mencionar que el acercamiento a la naturaleza desde una opción de playa o ciudad añade además valor al producto turístico, apoyado en el creciente interés de los visitantes en conocer la realidad de los campos cubanos y disfrutar de un medio casi virgen que llama sin cesar a la aventura.
Para esas propuestas surgen iniciativas como la excursión La ruta terrestre de Colón, la cual incluye una modalidad de circuito que une sitios naturales vinculados con hechos históricos y tiene una duración de siete días y seis noches.
En ese lapso de tiempo, los turistas siguen la Ruta de Colón por estas tierras, como el genovés describiera en su diario de navegación, durante su primer viaje por la costa de Cuba en 1492.
El periplo incluye visitas al sitio arqueológico cayo Bariay, el Monumento Encuentro de las Dos Culturas, la Bahía de Vita y la Villa Blanca de Gibara y sus múltiples atributos.
En sentido general, la isla ofrece a los interesados en la modalidad de naturaleza una fauna que cuenta con unas 16 mil 500 especies descritas.
Algunos grupos zoológicos muestran un endemismo superior al 90 por ciento, mientras la flora autóctona registra más de seis mil 300 variedades, en un panorama multicolor y de las más diversas formas.
Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales, parques nacionales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que la distinguen en la región.
Una de las plazas fuertes de esa variante se localiza en el Valle de Viñales, ubicado en la occidental provincia de Pinar del Río, con sus peculiares formaciones de mogotes, elevaciones de paredes verticales y cimas redondeadas que en ocasiones superan los 400 metros de altura.
Extensos sistemas cavernarios completan el singular atractivo de esa zona, con su mayor exponente en la Cueva de Santo Tomás, que cuenta con más de 45 kilómetros de galerías ya exploradas, o las cerca de 750 variedades de orquídeas que se localizan en Soroa.
Hacia el centro y sur de la isla se localiza la Ciénaga de Zapata, con unos cinco mil kilómetros cuadrados de extensión y considerada el mayor humedal del Caribe, la cual acoge además a más de mil especies de la flora y un criadero de cocodrilos que ostenta ya renombre internacional.
En el oriente, las mayores alturas del país en la Sierra Maestra marcan la riqueza del Parque Nacional de igual nombre, donde las historias, leyendas y las tradiciones más autóctonas están presentes junto a una naturaleza de espléndida belleza.