La capital cubana, destino turístico por excelencia de la mayor de Las Antillas, avanza hacia los cinco siglos de historia plena de opciones para el disfrute de los vacacionistas, tanto nacionales como extranjeros.
La ciudad conserva también rasgos distintivos como el famoso Paseo del Prado y la conocida Alameda de Paula, esta última construida en la segunda mitad del siglo XVIII, ambos sitios de obligado tránsito para los pobladores capitalinos de aquellos tiempos.
Para los expertos, es de destacar que en los espacios de la ciudad se dan la mano edificaciones que representan desde el renacentismo hasta el art deco, pasando por el mudéjar, barroco, neoclasicismo, eclecticismo, art nouveau y el barroco cubano.
Por supuesto, La Habana destaca en la estrategia inversionista del turismo, más aun al activarse un plan que se extenderá hasta el 2019 por los 500 años de su fundación.
En la lista de hoteles nuevos para la urbe están el Hotel Packard (debe concluir en 2018), Prado y Malecón (2019), y los Corona, Metropolitano y Gran Hotel.
El plan de celebraciones tiene como propósito mejorar el estado constructivo de las viviendas en la capital cubana, aplicando para ello todas las alternativas posibles.
Unido a ello, están previstos espacios de esparcimiento y disfrute para la población, así como la revitalización de las áreas verdes y ecológicas.
Su sistema de fortalezas, con el emblemático Castillo de Los Tres Reyes del Morro, abarcó nueve grandes construcciones para constituir -a decir de los expertos- el conjunto más notable de su tipo en la América hispana.
Entre esas obras, el Castillo de la Real Fuerza (concluido hacia 1577) abrió el camino en el continente al diseño renacentista en las construcciones militares, con un estilo que predominó en España en época de los Reyes Católicos y fue llamado también isabelino.
Cerca de 140 de las edificaciones localizadas en el centro histórico de la capital cuentan con un origen que se remonta a los siglos XVI y XVII, otras 200 al XVIII y más de 460 al XIX, conformando así una mezcla plena de atractivos para los gustos más exigentes.
Numerosas plazas se localizan en la geografía de La Habana, con especial destaque para aquellas conocidas como de Armas, de la Catedral, la llamada Plaza Vieja y la de San Francisco de Asís, esta última aledaña a la iglesia y el convento de igual nombre.
Además, tiene en el Malecón a un atractivo vial que se extiende desde la entrada de la Bahía de La Habana -al este-, por espacio de unos cinco kilómetros hacia el poniente, con un caprichoso diseño en paralelo a la irregular línea costera, bañada por las cálidas aguas que rodean a la isla.
Unido a su belleza, avalada con una historia centenaria, el Malecón habanero constituye una pieza clave en el orden vial de la ciudad, pues con sus seis carrileras (tres en cada dirección) permite una circulación fluida.