La mayor de Las Antillas, plaza fuerte para el turismo en el Caribe, cuenta con una amplia red de instalaciones hoteleras y extrahoteleras en los principales núcleos urbanos.
Plena de atractivos naturales, históricos y culturales para el turismo, la isla complementa su oferta con las opciones localizadas en decenas de islotes que completan el archipiélago cubano.
En efecto, la nación caribeña dispone en su geografía de unas 200 bahías, dos mil cayos e islotes y 588 kilómetros de playas clasificadas por su importancia turística.
Precisamente, en ese entorno destaca Jardines de la Reina, ubicado en el litoral sur de las provincias de Ciego de Ávila y Camagüey, con unos dos mil 170 kilómetros cuadrados distribuidos en cayos estrechos y relativamente pequeños, ricos en matorrales, complejos de vegetación y varias franjas de dunas arenosas.
Su nombre procede del homenaje del Almirante genovés Cristóbal Colón a la monarca Isabel la Católica.
El archipiélago fue declarado reserva marina en 1996, y una parte del área como Parque Nacional en 2010, además de ser un reservorio genético por las especies exclusivas de insectos y moluscos que atesora y por su diversidad biológica.
Para ello, la explotación turística, que incluye además del buceo, la contemplación y la pesca recreativa, ocurre sobre bases ecológicas y sostenibles, lo cual permite mantener sus valores naturales casi intactos.
Asimismo, es una importante área de desove de las cuatro especies de tortugas marinas de Cuba y el hábitat de una de las mayores poblaciones de cobos (Lobatus gigas, anteriormente Strombus gigas) del país.
Además, según estudios los cayos de la porción centro-occidental del archipiélago Jardines de la Reina, conocidos como el Laberinto de las Doce Leguas, se formaron por la acumulación de sedimentos sueltos, únicamente retenidos por la vegetación, en la que abundan manglares y matorrales de costas arenosas.
Para los amantes del buceo opera un centro internacional de esta actividad, donde los naturalistas reciben las ofertas de inmersiones en toda la extensión en los cayos Grande, Caballones, Anclitas, Piedra Grande y Cachiboca.
El atractivo principal de los practicantes de las actividades subacuáticas es la convivencia prolongada y segura con las distintas especies de tiburones, entre ellos los sedosos y los grises del Caribe.
Por otra parte, en el canto del veril se aprecian el coral negro y diversas especies de la fauna marina, que constituyen reliquias naturales de un ecosistema meticulosamente conservado.
Hasta el paraje llegan turistas que mediante la modalidad de vida a bordo, pueden descender hasta los fondos marinos para la observación de tiburones que habitan en esa área muy protegida.