La mayor de Las Antillas, atractivo por excelencia para la industria del ocio, amplía su oferta más allá de sus límites con la incorporación de inexplorados islotes y cayos al disfrute de los vacacionistas.
Precisamente en el norte de la oriental provincia cubana de Ciego de Avila se localiza el que es considerado como uno de los destinos de más dinámico crecimiento en el sector turístico del país y que responde al nombre colonial de Jardines del Rey.
La exuberante naturaleza de cayos como Coco, Guillermo y Paredón Grande llevó al adelantado Diego Velázquez a nombrar ese lugar en homenaje al monarca español Fernando El Católico.
Los casi 40 kilómetros de paradisíacas playas, en su mayoría en estado natural, resaltan por sus finísimas arenas de origen coralino, suaves corrientes, cálidas aguas color turquesa y poca pendiente submarina.
Para el inmersionismo, los amantes de los fondos encuentran a solo unas tres millas de la costa un muro de tipo frontal, con casi 100 kilómetros de longitud, donde afloran corales en restingas o cabezos, aspecto que le proporciona gran belleza a las profundidades.
En su entorno abundan los corales, gorgonias, crustáceos, moluscos, equinodermos y vertebrados como tortugas, delfines, tiburones y peces de gran colorido y variedad.
Otro elemento esencial para la ecología de las zonas costeras son las algas, ya que proveen de alimentos a especies herbívoras, sirven como refugio, proporcionan oxigeno al agua y contribuyen a la formación de los arrecifes y a las arenas blancas de las playas.
Jardines del Rey posee nueve zonas aptas para el buceo, entre las que sobresalen Media Luna, Los Felipes, el área frente a Playa Flamenco, Las Coloradas, el este de Cayo Coco y la parte norte de Paredón Grande y Antón Chico.
Integrado también a Jardines del Rey destaca cayo Cristo, frente al Canal Viejo de Bahamas y con fondos marinos excepcionales para la práctica del buceo, la pesca submarina y la fotografía subacuática.
Diferentes especies de mangle y vegetación sobre dunas con árboles, arbustos, palmáceas, gramíneas y rastreras, algunas con valores estéticos y ornamentales, caracterizan la flora local.
Como complemento están las colonias de flamencos rosados en las cercanías de los cayos Coco y Guillermo, las cuales atraen la atención de los turistas amantes de la naturaleza, que visitan cada año el destino.
Conocidos científicamente como Phoenicopterus ruber, estos animales ponen un solo huevo al año, pero logran una alta supervivencia si se encuentran en áreas protegidas y pueden vivir entre 25 y 30 años como promedio.
Una curiosidad llamativa de esta singular ave es que suele dormir o descansar sobre una sola pata y la otra colocada bajo las alas, donde también oculta su cabeza.
La infraestructura de la industria del ocio en esa región muestra un dinámico crecimiento, con el objetivo final de llegar a superar las 20 mil habitaciones, a lo cual se suman una moderna terminal aérea, puertos, bases náuticas, parques naturales y por supuesto, programas de ecoturismo.