La capital cubana, principal núcleo urbano de la mayor de Las Antillas, se acerca a los cinco siglos de vida plena de atractivos para el turismo nacional y foráneo.
La urbe, destino turístico por excelencia, concentra una amplia cartera de valores patrimoniales que se caracterizan por su diversidad, al servir de complementos únicos para el ocio.
Incluida entre las siete primeras villas fundadas por los españoles – en aquel entonces San Cristóbal de La Habana –, es una pieza clave de numerosos programas turísticos, en especial el centro histórico de la ciudad.
Más del 05 por ciento de los visitantes recibidos en Cuba llegan por la capital, para posteriormente trasladarse a Pinar del Rio o Varadero, de ahí que La Habana define la imagen del turismo en la isla.
Particular interés genera La Habana Vieja, clasificada en 1982 por la UNESCO como Patrimonio Cultural de La Humanidad, con un área de 4,5 kilómetros cuadrados rica en exponentes de la arquitectura colonial, costumbres y tradiciones de casi cinco siglos.
El núcleo primario de la capital cubana conserva una verdadera colección de castillos, fortalezas e inmuebles de alto valor patrimonial, edificados en torno a un sistema de plazas, mezcladas con monasterios y templos.
Esos espacios abiertos marcaron el entramado de la llamada ciudad intramuros, con especial destaque para las plazas de Armas, de la Catedral, la llamada Vieja, del Cristo y la de San Francisco.
Asimismo, destaca entre los atractivos la Basílica Menor de San Francisco de Asís, construcción que se remonta al 1738 para constituir un conjunto de extraordinario valor patrimonial.
El elemento más significativo de la iglesia es, sin lugar a dudas, la torre de 42 metros de altura, la segunda en altitud en la época de la colonia, siendo superada solamente por la Iznaga de Trinidad.
También se localizan numerosos museos, iglesias, centros culturales e inmuebles muy vinculados a la época de la colonia, con unas 33 mil edificaciones construidas en su mayoría durante los siglos XVIII y XIX.
El patrimonio histórico de La mayor de Las Antillas, acumulado durante siglos, encuentra refugio seguro en una amplia red de museos que se extiende por todo el país para preservar el legado de épocas pasadas.
El mencionado esquema, con un importante peso en la capital, incluye cerca de 290 instalaciones de los más variados diseños y contenido, de las cuales 14 clasifican como museos de arte, siete de ciencias y tecnología, cinco de etnografía y antropología y 68 de historia.
Otros nueve se consideran especializados, 164 generales y cuatro de arqueología, todos ellos con un objetivo común: trasladar las enseñanzas de antaño a la nueva realidad de la isla.
Para aquellos que se aventuran por la maraña de calles y callejones de la parte vieja habanera, está presente una red de pequeños inmuebles donde parece haberse detenido el tiempo y cuentan con todas las comodidades que exige el turismo moderno.