La ciudad de Holguín, capital de la oriental provincia cubana de igual nombre, lidera un territorio pleno de atractivos para el turismo con importantes componentes de carácter patrimonial.
En la ruta hacia los 300 años de su fundación (abril del 2020), la urbe constituye una verdadera mezcla de arquitectura española, casas tipo chalet del estilo americano, barrios periféricos apegados a lo tradicional y una cultura con un carácter verdaderamente iberoamericano.
Llamada asimismo la "ciudad de los parques" por la gran cantidad de estos sitios, figura como importante centro de las artes plásticas cubanas, además de otras manifestaciones culturales como la música sinfónica, el ballet y el teatro lírico.
Hacia 1863, el territorio dispone de hasta 76 ingenios dedicados a la producción de azúcar, unas 750 vegas de tabacos y cientos de fincas rústicas atendidas por dotaciones de esclavos en una clara señal de desarrollo.
La provincia se erige en la actualidad como una plaza fuerte para el turismo, con un programa a mediano y largo plazos que prevé la edificación de una amplia infraestructura hotelera.
En su geografía esta Bariay punto donde tocó tierra cubana el almirante Cristóbal Colón en su búsqueda de una nueva ruta a Las Indias, y el magnífico entorno natural -con playas vírgenes y una vegetación exhuberante- llevó a sus labios el calificativo de "La tierra más hermosa que ojos humanos han visto".
En ese territorio se localizan hasta 14 ciudades importantes, entre las cuales se destacan Banes -considerada la capital arqueológica de Cuba- y Gibara, esta última doblemente atractiva por el excelente estado de conservación de su arquitectura colonial ibérica.
Con uno de los principales puertos del oriente cubano para el comercio de esclavos y azúcar desde el siglo XVIII (Gibara), Holguín encierra asimismo las ruinas de las fortificaciones españolas que protegieron a sus ciudades del asedio de piratas y corsarios, atraídos por las riquezas de la colonia.
Holguín muestra además cerca de 60 kilómetros de playas, grandes y pequeñas, que dirigen su mirada al Atlántico, muchas de ellas capaces de competir en belleza y claridad de sus aguas con las más famosas a nivel mundial.
Asimismo, muestra un entorno cargado de diversidad y bellezas naturales, con la mayor bahía de bolsa del país y los Pinares de Mayarí, hábitat por excelencia de una verdadera reliquia mundial: el carpintero real, mientras en los ríos de la provincia aún nada el manatí.
Cayo Saetía complementa la oferta con un coto único de caza, verdadero rincón de animales protegidos, donde el viajero se tropieza a cada paso con venados, jabalíes, búfalos, avestruces, pavos reales y toros salvajes, entre otros exponentes de la fauna.
Por su parte, los practicantes del inmersionismo cuentan con la opción única del Tanque Azul de Caletones, una caverna inundada que tiene además la peculiaridad de encontrarse dentro de la ruta más importante de aves migratorias de la región.