La provincia de Las Tunas, en la porción oriental de la mayor de Las Antillas, destaca como un “joven destino” para el ocio con 223 años de historia y opciones de playa, naturaleza, cultura e historia.
Con 265 kilómetros de costas, despliega en ellos cerca de 35 playas vírgenes de excelente calidad, complementadas con aguas cristalinas, barreras coralinas y arenas blancas.
En el territorio destaca en particular la urbe de Puerto Padre, llamado por muchos la Villa Azul o la Ciudad de Los Molinos.
La mencionada localidad es precisamente el centro del más extenso de los municipios de ese territorio, con unos mil 180 kilómetros cuadrados, y que ya en el siglo XVI figuraba en los mapas del Nuevo Mundo bajo la denominación de Portus Patris.
Como elemento de singularidad, en su malecón se encuentra uno de los pocos manantiales de agua dulce de la isla que vierte sus aguas en la orilla del mar, lo cual le otorga un toque de distinción para los visitantes que acuden al lugar.
En la primera mitad del siglo XX, Puerto Padre se beneficia con una intensa actividad cultural, marcada por la aparición de más de cuatro decenas de periódicos y revistas, entre los cuales se destacan El Localista, El Noticiero, Madrugada y Alborada Villazulina.
Sitios de relevancia vinculados con la gesta independentista de Cuba y la cultura nacional están presentes por todas partes en esa oriental provincia, donde destaca el Fuerte de la Loma construido por España para contrarrestar la actividad bélica en la zona.
Una variada cultura autóctona, donde destaca la llamada Jornada Cucalambeana -en homenaje al poeta Juan Cristóbal Nápoles Fajardo "El Cucalambé"- se completa con altos valores artísticos, pues precisamente a la ciudad se le conoce como la capital de las esculturas, acompañada de movimientos literarios y de la plástica.
La observación de aves también tiene su espacio en la Bahía de Malagueta -una de las cuatro existentes en el territorio-, donde los interesados pueden estudiar variadas especies, entre las cuales destacan los patos, pelicanos y los flamencos rosados.
Para el turismo resalta la playa Covarrubias, donde se localiza la villa turística de igual nombre y que figura en la actualidad como un espacio para el ocio en un entorno donde esa actividad gana espacio de la mano de los centenares de visitantes que cada año apuestan por ese sitio.
El sitio cuenta además con el atractivo que le otorga una barrera coralina de unos seis kilómetros de longitud y distante de la costa a 1,5 kilómetros como promedio, lo cual aporta un complemento importante para los amantes del inmersionismo.
Hacia el extremo este del balneario se encuentra la Laguna Real, de aguas color rosa debido a la pigmentación de microorganismos que viven en ella, con un espejo de agua de baja profundidad y donde se alimentan numerosas familias de aves como el alcatraz, flamencos rosados y garcilotes americanos.