El archipiélago cubano, pleno de atractivos naturales para el ocio, incorpora sus diversos sistemas de montaña a las propuestas recreativas del turismo.
De esa forma, la isla aprovecha las alturas a favor de quienes apuestan por el entorno para el descanso.
En la zona oriental se ubican las mayores alturas de la isla, en complemento con aportes únicos como las formaciones que integran la Sierra de la Gran Piedra.
El nombre surge de uno de los valores geológicos más importantes de la provincia de Santiago de Cuba, representado en un enorme bloque de roca de origen volcánico, con unas dimensiones que incluyen 51 metros de largo, 25 de alto y 30 de ancho, con un peso estimado por encima de las 63 mil toneladas.
La mayor altura de la isla es el Pico Turquino, con mil 974 metros, mencionado ya en el siglo XVI por el geógrafo flamenco Gerardo Kramer y declarado Monumento Nacional en 1991.
Además, están los picos Real (mil 875 metros), Martí (mil 672 metros), Máximo Gómez (mil 545 metros), Maceo (mil 506 metros), Céspedes (mil 419 metros) y Suecia (mil 394 metros).
Cabe recordar que la isla cuenta con cuatro macizos montañosos que ocupan aproximadamente el 21 por ciento de la superficie total del país, además de acoger al 37 por ciento de las zonas boscosas.
Hacia el occidente, en la provincia de Pinar del Río, se localiza la cordillera de Guaniguanico – integrada por las sierras del Rosario y de los Órganos –, la cual concentra la riqueza paisajística de la región y tiene en el Pan de Guajaibón a la montaña más alta, con 699 metros sobre el nivel del mar.
El Parque Nacional Topes de Collantes figura como la oferta principal en el grupo de Guamuhaya, también conocido como Escambray, con atractivos inolvidables como el salto del Caburní.
Más de seis mil 700 especies vegetales, 51 por ciento de ellas endémicas, se encuentran en las principales zonas altas del país, donde además existen hasta tres mil 400 variedades de hongos.
En las cercanías de la capital destacan las Escaleras de Jaruco, ubicadas entre elevaciones que forman terrazas con rocas cársicas y paisajes llanos, complementadas con numerosas cuevas.
Áreas protegidas, reservas de la biosfera, humedales y regiones con flora y fauna endémicas – posibles de ser observadas en toda su magnitud – están al alcance de todos mediante senderos especializados, creados para quienes arriban a la isla con ese objetivo específico.
Las montañas de Cuba y particularmente las orientales, están consideradas entre los centros de evolución, dispersión y endemismo más importantes de las Antillas.
Esa peculiaridad de los ecosistemas cubanos de montaña responde al hecho de ser los territorios que más tiempo han permanecido emergidos durante el nacimiento del archipiélago, por lo cual se beneficiaron de una evolución prolongada de la flora y fauna.
Por todo ello, las montañas cubanas se perfilan como una opción de peso en el amplio programa del desarrollo turístico del país, en un entorno donde cada vez son más los que acuden a la isla en busca de una naturaleza única y de sitios capaces de aportarles las aventuras necesarias.