El archipiélago cubano, plaza fuerte para el turismo en el Caribe, alista su infraestructura para enfrentar el tradicional incremento de vacacionistas en los últimos meses del año.
La denominada temporada alta del turismo marca una mayor afluencia de visitantes, en una tendencia que comienza en noviembre y por lo general se extiende hasta abril del año siguiente.
El principal atractivo de ese comportamiento está en el clima de Cuba, que contrasta con las bajas temperaturas que acompañan al invierno en el hemisferio norte, además de permitir el disfrute de las transparentes aguas que rodean al país.
Aeropuertos, hoteles, instalaciones de recreación, arrendadoras de vehículos y agencias de viajes se combinan para asimilar el creciente flujo de turistas.
En efecto, zonas de balnearios con blancas arenas y cálidas aguas constituyen una de las principales alternativas para miles de vacacionistas que acuden cada año a disfrutar de esas facilidades.
La existencia de miles de habitaciones se complementa con una amplia infraestructura de centros de ocio, para espectáculos, prácticas deportivas, establecimientos comerciales y restaurantes, donde la gastronomía ocupa sin dudas un lugar especial.
Unido a ello, centenares de habitaciones en casas privadas se incorporan a la recepción de los vacacionistas, para de esa forma contribuir a enfrentar con éxito la demanda de alojamiento.
Además, las acciones dirigidas a alistar los alojamientos llevo también a elevar los parámetros de calidad, para de esa forma responder con efectividad a los requerimientos del turismo.
Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que la distinguen en la región.
Numerosos vuelos adicionales enlazan a los destinos cubanos con emisores en Rusia y en el viejo continente, unido a enlaces adicionales activados desde México, Centroamérica y Sudamérica.
De manera previa, la estrategia promocional extendió su influencia a los más diversos mercados, en aras de captar el mayor número posible de interesados en conocer los atractivos de la isla.
Como novedad, el grupo Accor alista la apertura de un hotel de su marca SO bajo la denominación de SO Paseo del Prado, con 250 habitaciones y suites distribuidas en nueve niveles, además de dos restaurantes e igual cantidad de salas de reuniones.
La cartera de opciones contempla las modalidades de sol y playa, naturaleza, historia, cultura, salud y calidad de vida, reuniones, congresos y viajes de incentivo, náutica y circuitos.
Para ello, la mayor de Las Antillas dispone de 69 mil 286 habitaciones hoteleras, con el 69 por ciento en establecimientos de cuatro y cinco estrellas.
Además, en el país operan 21 gerencias hoteleras de parte de reconocidas empresas extranjeras, lo que significa 45 mil 333 habitaciones y 95 contratos de administración.
Unido a ello, operan en el país 27 empresas mixtas que abarcan cinco mil habitaciones, en tanto hacia el 2030 deben ejecutarse 610 nuevos proyectos para llevar a 103 mil las habitaciones hoteleras disponibles.