La capital cubana, destino turístico por excelencia en la mayor de Las Antillas, se apoya en su quehacer con una amplia gama de instalaciones emblemáticas vinculadas al ocio.
La relación de hoteles tiene en sus filas al actual Tryp Habana Libre, fundado en marzo de 1958 y convertido en la hospedería más céntrica y alta de la ciudad.
Administrado en sus inicios por la cadena estadounidense Hilton, ahora está bajo la tutela de la española Sol Meliá, y siempre desde 1959 como propiedad cubana.
El inmueble de 27 plantas fue diseñado conjuntamente por el estudio de arquitectura estadounidense Welton Beckett and Associates y la firma cubana Menéndez-Arroyo, y para su construcción y equipamiento se invirtieron 28 millones de dólares.
Luego de una remodelación capital, cuenta con 572 habitaciones e innumerables servicios de gastronomía, centros nocturnos y salones de reuniones, historia e intimidad especiales.
El establecimiento cuenta con habitaciones de cerca de 50 metros cuadrados de superficie, balcón y vista a la ciudad o al mar, y una serie de comodidades propias de un hotel cinco estrellas.
Entre las novedades, se encuentra un mural frontal de la pintora cubana Amelia Peláez y obras en sus salones de los artistas plásticos Alfredo Sosa Bravo y René Portocarrero, entre otros.
Con una piscina al aire libre y vistas al mar, en el Tryp Habana Libre los huéspedes pueden disfrutar del restaurante del hotel, el cual ofrece alquiler de coches.
El aeropuerto internacional José Martí se encuentra a 9,9 millas de la propiedad, en tanto el Vedado es una excelente opción para los viajeros interesados en paisajes, atracciones turísticas y paseos.
Ese barrio toma su nombre de las prohibiciones existentes en el siglo XVI para abrir caminos en aquella zona impenetrable, cubierta de bosques que obstaculizaban cualquier acceso hostil hacia la villa de San Cristóbal de La Habana.
La principal zona del Vedado es La Rampa, cinco manzanas que abarcan entre sus atractivos al famoso Hotel Nacional, edificado en una terraza que en tiempos coloniales fue un estratégico enclave militar.
Como complemento están los atractivos de la ciudad, la cual ostenta un sistema de fortalezas, con el emblemático Castillo de Los Tres Reyes del Morro al frente y un total de nueve grandes construcciones para constituir el conjunto más notable de su tipo en la América hispana.
Entre esas obras, el Castillo de la Real Fuerza (concluido hacia 1577) abrió el camino en el continente al diseño renacentista en las construcciones militares, con un estilo que predominó en España en época de los Reyes Católicos y fue llamado también isabelino.
También cerca de 140 de las edificaciones localizadas en el centro histórico de la capital cuentan con un origen que se remonta a los siglos XVI y XVII, otras 200 al XVIII y más de 460 al XIX, conformando así una mezcla plena de atractivos para los gustos más exigentes.