La evolución del turismo en el archipiélago cubano, sustentada en la riqueza de su naturaleza, historia y cultura, encuentra también respaldo en la existencia de decenas de instalaciones dedicadas a la conservación de los valores patrimoniales-.
Una amplia red de museos, con más de 300 de esos centros, acoge el legado de épocas pasadas, con los más variados diseños y contenido, para disfrute de nacionales y extranjeros.
El sistema existente coloca a 14 como museos de arte, siete de ciencias y tecnología, cinco de etnografía y antropología y 68 de historia, así como nueve especializados, cuatro de arqueología y el resto generales.
A pesar de la especialización, todos los centros apuntan al objetivo común de trasladar las enseñanzas de antaño a la nueva realidad de la isla.
La principal plaza de la isla en esa actividad es, sin dudas, la capital, con una amplia gama de instalaciones para los gustos más diversos, muchas de ellas únicas en el país.
En especial destacan las tradiciones y evoluciones de las monedas en el archipiélago, contadas a través de las más de 100 mil piezas que figuran en la actualidad entre las colecciones del Museo Numismático de La Habana.
Medallas, condecoraciones varias, papel moneda, bonos, billetes de lotería, documentos numismáticos e incluso falsificaciones detectadas en el país figuran en el patrimonio del centro, agrupadas por las diversas etapas que comprenden la historia cubana: Colonia, República en Armas, seudo-república y posterior a 1959.
Uno de los colosos de esa amplia infraestructura es el Museo Nacional de Bellas Artes, creado en 1913 y que tuvo su sede propia desde 1954 al construirse el edificio conocido desde entonces como Palacio de Bellas Artes.
Asimismo, el centro histórico de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, acoge a más de 100 edificaciones cuyo origen se remonta a los siglos XVI y XVII, mientras otras 200 van hasta el XVIII.
Los recuerdos también tienen su espacio en el Museo de Arte Colonial, ubicado en la Plaza de Catedral -una de las mejor conservadas en el centro histórico de La Habana- y construido hacia 1720 con el estilo señorial del siglo XVIII.
A su vez, Santiago de Cuba en el oriente atesora recuerdos de siglos, con un sistema defensivo que es considerado como el mayor exponente de la ingeniería militar renacentista europea en el Caribe, integrado por el Castillo de San Pedro de La Roca, el de La Estrella y la batería de La Socapa.
Localizado en esa propia urbe oriental está el Museo del Carnaval, dedicado a esas manifestaciones culturales de gran arraigo en el país.
Sus salones están completamente dedicados a la historia de estos populares festejos, distintos de los que se realizan en otras partes de Cuba, debido fundamentalmente a que en sus orígenes mezclaron influencias españolas, africanas y franco-haitianas.