La industria cubana del ocio, pieza clave de la economía nacional, alista su reactivación tras un periodo de inactividad debido a la influencia de la Covid-19.
La suspensión de los enlaces aéreos, la evacuación de los turistas hospedados en el país y el cierre de fronteras apuntan a ceder espacios a un progresivo proceso de recuperación.
En el caso de Cuba, la estrategia de contención sumó también a todas las estructuras del turismo, incluso con la suspensión de operaciones en varios hoteles y el diseño de opciones a favor del mercado interno, para de esa forma minimizar el efecto económico negativo.
Como reflejo del control sobre la pandemia de la Covid-19, las autoridades definieron una estrategia de varias etapas, la cual contempla la actividad turística.
En efecto, el turismo se reinicia en la primera fase solo con el mercado interno, donde se buscarán opciones para estimular este segmento y se crearán estructuras para la venta de ofertas, incluidas las compras en línea.
Mientras, para el turismo internacional, que iniciaría gradualmente en la segunda fase, se establecerá un protocolo fronterizo especial, con énfasis en el tema de la bioseguridad.
De esa forma, se aplicará una prueba PCR a cada visitante para diagnosticar la Covid-19 y se medirá la temperatura.
Unido a ello, al salir del aeropuerto, el hotel también estará sujeto a protocolos de salud, con vigilancia clínico-epidemiológica, por un equipo compuesto por un médico, una enfermera y un título en higiene y epidemiología en cada instalación.
Como novedad, el turismo internacional se reanudará solo en los cayos norte y sur, según la demanda, entre ellos Cayo Santa María, Cayo Coco, Cayo Guillermo, Cayo Cruz y Cayo Largo del Sur.
Párrafo aparte merece Varadero, principal destino de sol y playa de la isla, el cual comenzará a venderse al turismo nacional y debe dividirse “para que el mercado internacional no se mezcle con la población local.
Por supuesto, ningún hotel abrirá a plena capacidad, ya que el objetivo es mantener la distancia entre las personas, en un escenario donde la salud es prioridad.
En sentido general, la industria cubana del turismo promueve la presencia de compañías extranjeras con vistas a aprovechar su experiencia y el conocimiento del mercado internacional.
El nuevo esquema de inversiones permite a empresas foráneas que operan o les interesa administrar instalaciones turísticas en el país la opción de negociar mayores facilidades contractuales con las propietarias cubanas, con vistas a recuperar su inversión en menor plazo.
Además, la mayor de Las Antillas tiene en las propuestas de sol y playa uno de los atractivos más fuertes, con decenas de kilómetros de excelentes playas, aguas cálidas y transparentes.
La modalidad predominante en la rama hotelera es la de contratos de administración y comercialización con compañías de reconocido prestigio internacional.
Una decena de las compañías presentes en Cuba son de origen español, y gestionan hasta el 70 por ciento de los hoteles que operan bajo régimen de administración extranjera.
El 65 por ciento de los hoteles bajo contratos de administración responden al producto sol y playa, y hasta el 35 por ciento, al de ciudad.