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Cuba: Islas y cayos para el turismo

La mayor de Las Antillas, atractivo por excelencia para la industria del ocio, suma a su potenciar turístico una amplia relación de islotes y cayos, muchos de ellos apenas tocados por el hombre y plenos de excelentes playas. Precisamente en la costa norte se localiza uno de los destinos de más dinámico crecimiento en el sector turístico del país y que responde al nombre colonial de Jardines del Rey. Según la leyenda, la exuberante naturaleza de cayos como Coco, Guillermo y Paredón Grande llevó al adelantado Diego Velázquez a nombrar ese lugar en homenaje al monarca español Fernando El Católico. El principal de ellos, Cayo Coco, ocupa la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano, con un área de 370 kilómetros cuadrados y el atractivo adicional que ofrecen 22 kilómetros de excelentes playas, complementadas con una vegetación de manglares y cocoteros. Asimismo, destacan las dunas más altas de Cuba, cuyo comienzo está relacionado con la retirada del mar, por lo que una gran parte de la arena quedó expuesta a la acción del sol y, al secarse, los vientos se ocuparon de arrastrarla hasta la parte posterior de la playa. De esa forma con los años se originaron esos hermosos reservorios naturales en Loma del Puerto, Cayo Coco; y en Playa Pilar, Cayo Guillermo. Las dunas de esa última zona poseen 15 metros sobre el nivel del mar y se consideran como las más altas del Caribe insular, en tanto las de Cayo Coco se alzan a niveles que oscilan entre 10 y 14 metros. En ambos casos se caracterizan por poseer elevadas cualidades estéticas y gran fragilidad, lo que constituye un recurso natural importante muy bien preservado. La infraestructura de la industria del ocio en esa región muestra un dinámico crecimiento, con el objetivo final de llegar a superar las 20 mil habitaciones, a lo cual se suman una moderna terminal aérea, puertos, bases náuticas, parques naturales y por supuesto, programas de ecoturismo. Por el momento, unos seis mil cuartos ya están disponibles en 17 instalaciones hoteleras, unido al complemento de la infraestructura recreativa. La cercanía de una barrera coralina de 400 kilómetros, considerada por los expertos como la segunda en importancia a nivel mundial -después de la australiana- añade un toque de distinción a la oferta de Jardines del Rey, con las más variadas actividades de buceo para los amantes del submarinismo, en aguas de temperatura agradable y excelente visibilidad. Numerosas colonias de flamencos y otras aves migratorias escogen a los islotes como sitio de escala obligada, situación que el hombre se ha encargado de preservar con la construcción de una infraestructura para el turismo que busca en primer orden respetar el entorno natural. En Cayo Coco se añade como elemento adicional el parque natural El Bagá, con propuestas de recorridos por senderos a pie o a caballo, además de paseos náuticos en canoas aborígenes.

Cabo de San Antonio. Vista desde el Faro Roncali.
Excursión a Cayo Iguana.
Atracadero en Cayo Iguana.

La mayor de Las Antillas, atractivo por excelencia para la industria del ocio, suma a su potenciar turístico una amplia relación de islotes y cayos, muchos de ellos apenas tocados por el hombre y plenos de excelentes playas. Precisamente en la costa norte se localiza uno de los destinos de más dinámico crecimiento en el sector turístico del país y que responde al nombre colonial de Jardines del Rey. Según la leyenda, la exuberante naturaleza de cayos como Coco, Guillermo y Paredón Grande llevó al adelantado Diego Velázquez a nombrar ese lugar en homenaje al monarca español Fernando El Católico. El principal de ellos, Cayo Coco, ocupa la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano, con un área de 370 kilómetros cuadrados y el atractivo adicional que ofrecen 22 kilómetros de excelentes playas, complementadas con una vegetación de manglares y cocoteros. Asimismo, destacan las dunas más altas de Cuba, cuyo comienzo está relacionado con la retirada del mar, por lo que una gran parte de la arena quedó expuesta a la acción del sol y, al secarse, los vientos se ocuparon de arrastrarla hasta la parte posterior de la playa. De esa forma con los años se originaron esos hermosos reservorios naturales en Loma del Puerto, Cayo Coco; y en Playa Pilar, Cayo Guillermo. Las dunas de esa última zona poseen 15 metros sobre el nivel del mar y se consideran como las más altas del Caribe insular, en tanto las de Cayo Coco se alzan a niveles que oscilan entre 10 y 14 metros. En ambos casos se caracterizan por poseer elevadas cualidades estéticas y gran fragilidad, lo que constituye un recurso natural importante muy bien preservado. La infraestructura de la industria del ocio en esa región muestra un dinámico crecimiento, con el objetivo final de llegar a superar las 20 mil habitaciones, a lo cual se suman una moderna terminal aérea, puertos, bases náuticas, parques naturales y por supuesto, programas de ecoturismo. Por el momento, unos seis mil cuartos ya están disponibles en 17 instalaciones hoteleras, unido al complemento de la infraestructura recreativa. La cercanía de una barrera coralina de 400 kilómetros, considerada por los expertos como la segunda en importancia a nivel mundial -después de la australiana- añade un toque de distinción a la oferta de Jardines del Rey, con las más variadas actividades de buceo para los amantes del submarinismo, en aguas de temperatura agradable y excelente visibilidad. Numerosas colonias de flamencos y otras aves migratorias escogen a los islotes como sitio de escala obligada, situación que el hombre se ha encargado de preservar con la construcción de una infraestructura para el turismo que busca en primer orden respetar el entorno natural. En Cayo Coco se añade como elemento adicional el parque natural El Bagá, con propuestas de recorridos por senderos a pie o a caballo, además de paseos náuticos en canoas aborígenes.

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